«Las vigilancias de la nave de Ortega Lara las hicimos semienterrados en el monte»

Jesús J. Hernández BILBAO / COLPISA

ESPAÑA

Francisco José Vázquez, coronel Guardia Civil, participó siendo teninente en la liberación de Ortega Lara
Francisco José Vázquez, coronel Guardia Civil, participó siendo teninente en la liberación de Ortega Lara EUROPA PRESS

El coronel de la Guardia Civil, Francisco José Vázquez, recuerda como fueron los largos meses de investigación, en el 25 aniversario del secuestro de Ortega Lara,

01 jul 2022 . Actualizado a las 18:00 h.

Francisco José Vázquez era teniente de la Guardia Civil. Participaba en la búsqueda de un funcionario de prisiones secuestrado por ETA el 17 de enero de 1996, Ortega Lara. Dos etarras detenidos: José Luis Aguirre, alias Istuntza, y Julián Atxurra, Pototo, tenían cierta documentación en su poder que arrojaba luz a meses de búsqueda: «16-7. Cita a las 12 horas. Playa Tarnos con Bol. Patrice. Ortega». Ortega era la palabra clave que inició una operación de meses hasta llegar a las puertas de la nave industrial de Mondragón donde sería liberado, hace 25 años, poniendo fin a 532 días de encierro.

En una charla con el historiador Gaizka Fernández, en el pódcast Sierra Delta Contra, el ahora coronel Vázquez confiesa que: «Durante muchos meses no hubo ninguna pista sobre Ortega. Eran días largos, haciendo seguimientos. Sabíamos que, si no lo encontrábamos, iba a morir por acción o por omisión».

Días mas tarde, en la misma documentación, aparece otra nota: «5k a Bol». Para la Guardia Civil era una clara entrega de dinero y, por la estructura de los comandos, una suma tan grande significaba un secuestro. Entonces, la clave era descubrir quien era Bol. «Hubo millones de ocurrencias», dice el coronel. Al final, escogieron a Josu Uribetxeberria Bolinaga, del que tenían referencias previas y vivía en Mondragón. «Era una zona de cooperativas muy cerrada, donde era muy fácil que fuésemos detectados. Si eso sucedía, podía desencadenar la muerte de Ortega», recuerda Vázquez.

Con «mucha cautela» realizan seguimientos diarios a Bolinaga y lo conectan a la empresa Jalgi, donde comprueban que varios trabajadores llevan, a diario, pan y comida. «Había dudas sobre si eran trabajadores comiendo, pero vimos que algunos dejaban la comida y se iban a un restaurante» narra el antiguo teniente, que prosigue: «Hacíamos vigilancia cerca de la fábrica casi 24 horas, en condiciones muy duras. Como estaba muy cerca del pueblo, las vigilancias de la nave de Ortega las hicimos semienterrados en el monte, literalmente». En junio, tras encontrar unos tubos de ventilación, se convencen de que Ortega está en esa nave y el operativo inicia su preparación.

Arrasate, 1 de julio de 1997. Unos 300 guardias civiles se encuentran desplegados en las inmediaciones de cuatro pisos de sospechosos y en la nave industrial. «De pronto, nos avisan de que acaban de soltar a Delclaux en una zona muy cercana y empiezan las dudas», relata Vázquez. Estas dudas se disipan y entran, para encontrarse un espacio «diáfano» y con «mucha maquinaria desordenada». En el registro, los agentes llevaban a Bolinaga, pero este, según el coronel Vázquez: «No decía nada. No mostró ningún síntoma de humanidad». Pasaban las horas y no encontraban nada. «Si hay que tirar toda la fábrica, se tira» afirma que se llegó a escuchar.

Finalmente, al levantar un brazo articulado, aprecian una zona circular que se levanta un poco del suelo. El entonces teniente recuerda: «Es lo que estábamos buscando. Es un mecanismo complejo que requiere de conectar varios enchufes en diferentes puntos. Entra un primer guardia, poco corpulento, porque casi nadie cabe por el agujero vertical. Hubo un silencio brutal, segundos eternos. En mi vida he sentido algo igual». Al final, una voz: «Aquí está. Es él. Está vivo».