El realizado en Arquanta di Tronto ha sido el primero de los funerales oficiales por los 291 fallecidos del seísmo que ha sacudido el centro de Italia. Aunque en esta ceremonia sólo se despedía a 35 personas, no ha faltado el recuerdo al resto de localidades, así como a cada una de las víctimas, cuyos nombres han sido enumerados.

El primer ministro del país, Matteo Renzi, y el presidente, Sergio Mattarella, han arropado, claramente emocionados, a los familiares de las víctimas. No hay consuelo para ellos y, mientras algunos se aferran a los féretros, otros no pueden evitar romper en llanto cuando el presidente les transmite su pésame.

El polideportivo que ha acogido el acto se ha quedado pequeño. Toda la región ha querido arropar también a los allegados. "Es una enorme tragedia, no hay palabras para describirla", asegura una de las asistentes.

Mientras tanto, los equipos de rescate se encargan de la primera preocupación de los afectados: la búsqueda de desaparecidos. Esperan el milagro de encontrar más supervivientes mientras el número de fallecidos sigue aumentando.

Pero en las mentes de todos ellos también está su futuro. En pleno luto nacional, las autoridades prometen fondos y rapidez en la reconstrucción de las zonas afectadas pero, viendo el ejemplo de L'Aquila, los ciudadanos temen que esto se quede en palabras.